(articulo publicado originariamente en Ara Criatures)
La investigación nos ha desvelado que tener cerca de casa un lugar al aire libre para jugar de manera segura es uno de los elementos que favorece más la satisfacción de los niños y niñas con su barrio. Sin embargo, la mitad de los niños y niñas de Barcelona (47%) no están suficientemente satisfechos y 4 de cada 10 niños entre 10 y 12 años no juegan ni pasan mucho tiempo al aire libre (algunos nunca o como mucho 1 o 2 días a la semana), según datos del 2017. Hoy, Día internacional del juego, es un buen momento para recordar que el derecho al juego es un derecho inalienable para cualquier niño o niña y que este derecho les debe ser garantizado durante la infancia (artículo 31 de la Convención de los Derechos del Niño).
La covid-19 ha generado oportunidades inesperadas en los usos del espacio público: las fotografías de niñas y niños jugando en plazas y calles donde antes de la pandemia sólo había coches y turistas llenaron las redes sociales los días posteriores al confinamiento y durante la desescalada. No olvidemos que las áreas de juego fueron los primeros espacios cerrados y entre los últimos en ser desprecintados. Si algo nos ha evidenciado la covid-19, es que cuando el espacio público es amable y está disponible, y cuando los niños y niñas tienen tiempo libre y adultos dispuestos a acompañarlos, el espacio público es rápidamente rellenado con juegos, gritos de emoción y risas.
Pero nos equivocaríamos si pensásemos que esta necesidad de encontrarse con otros niños y niñas y de jugar al aire libre es nueva. Esta es una necesidad intrínseca a la etapa vital de la infancia, y las niñas y niños ya la expresaron mucho antes de la pandemia. De la amplia consulta que se hizo a los niños de 10 a 12 años en todos los distritos de la ciudad de Barcelona en el marco del programa municipal del Ayuntamiento de Barcelona Hablan los niños y niñas, impulsado por el Ayuntamiento de Barcelona y conducido por el Instituto Infancia y Adolescencia, surgieron demandas que tienen que ver con el juego y el espacio público: por un lado, más vida con la gente del barrio y disponer de más espacios para jugar y encontrarse con otros niños y niñas y, por otro, hacer más cosas al aire libre en una ciudad más verde y pacificada. Además los mismos niños y niñas hacían un montón de propuestas para avanzar en esta dirección, todas ellas recogidas en la Agenda de los niños y niñas (documento en catalán).
¿Qué quieren los niños para su barrio y su ciudad?
La mayoría de niños y niñas coinciden en que un buen barrio debe ser tranquilo, como sinónimo de seguro y poco ruidoso, y alegre, como sinónimo de vida comunitaria, que los vecinos y vecinas se conozcan y que vivan otras niñas y niños con los que poder encontrarse y jugar. Además, debe ser limpio y tener zonas verdes y espacios para jugar al aire libre. “Algunos distritos tienen más espacio, y otros quizás no tienen espacio porque están llenos de coches”, además, “hay parques pero son muy infantiles y nos dicen que no podemos entrar porque son para niños más pequeños. No hay parques para nosotros” dicen Abril y Arnau, desde Horta-Guinardó.
Los niños esperan encontrar personas amables: “queremos alegría entre la gente y que cuando pases por el lado de una persona te diga ‘buenos días’ y que la gente sea simpática” dice Rebeca, desde Sant Martí. Y también esperan encontrar otros niños con los que poder jugar al aire libre: “en el Eixample, como es así como grande, es difícil encontrar niños y amigos y me gustaría que hubiera algún sistema ..” se lamenta el Eva, y Eduard de Nou Barris añade que “los parques y demás no son para ellos [refiriéndose a los vecinos y vecinas del barrio] sino que es nuestro barrio, y si no nos gusta no podemos hacer vida en él”. Los niños y niñas se relacionan jugando, y es por eso que necesitan tiempo y espacios adecuados para encontrarse con los otros, es decir, para jugar con los demás. “Vale que nuestro deber es estudiar, pero no es nuestra vida. Eres un niño y tienes que salir al parque, tienes que divertirte, estar con tus amigos “, nos recuerda Rebeca, de Nou Barris.
Los niños piden transformar los barrios en espacios amables, que rezumen alegría y vida comunitaria, para hacer más vida en el barrio (y no únicamente en los parques) y poder transitar tranquilos por una ciudad jugable, que toda ella sea más amiga con la infancia. Y el horizonte es esperanzador en la medida que el Ayuntamiento de Barcelona ha impulsado un Plan del juego en el espacio público para que de aquí al 2030 la ciudad ofrezca más y mejores oportunidades de juego y sitúe la actividad física a al aire libre y la vida comunitaria entre las políticas clave de la transformación urbana.