Ingeniería sin fronteras nos han invitado a la mesa redonda “¿Cómo afecta a la pobreza energética en la infancia?”, donde hemos aportado datos subjetivos sobre este impacto que hemos recogido por primera vez a través del programa Hablan los niños y niñas.
¿Qué consecuencias tiene la pobreza energética por las vidas y la salud tanto física como mental de los niños que la padecen? Ésta ha sido la pregunta principal en torno a la que ha girado la mesa redonda organizada por Ingeniería sin fronteras, a la que ha participado la directora del Instituto Infancia y Adolescencia, Laia Pineda, este martes.
Ingenieros sin fronteras y la Alianza contra la pobreza energética lo están trabajando y denunciando desde hace tiempo. El informe Precariedad energética e infancia en la ciudad de Barcelona publicado en febrero en 2020 es un muy buen trabajo que no sólo dimensiona este problema (tanto en Barcelona como en Cataluña) sino que pone el foco en los niños y niñas y en los impactos que sufren por crecer sufriendo la pobreza energética. Además, Ingenieros sin fronteras han querido generar espacios y metodologías a través de las cuales acercar esta problemática a los niños y sus familias desde una perspectiva de derechos, y apoderarlos haciéndoles conscientes de cuáles son sus derechos energéticos a a través de su participación activa, situando a la infancia en el centro del debate. Este ejercicio contribuye también a garantizar el derecho de los niños a recibir una información adecuada sobre las cosas que les afectan (recogido en la Convención de los Derechos del Niño de Naciones Unidas) como la pobreza energética.
Algunos datos sobre pobreza energética
En la ciudad de Barcelona, el 15% de los hogares con niños no pueden permitirse mantener una temperatura adecuada a la vivienda durante los meses más fríos, se trata de una media de ciudad que esconde desigualdades importantes entre distritos, así, por ejemplo, este porcentaje supera el 30% en Ciutat Vella y Nou Barris. Estos mismos distritos son los que tienen un mayor porcentaje, por encima del 25%, de hogares con niños que tienen facturas atrasadas de los suministros, un dato que en la ciudad tiene un promedio del 13%.
Vivir en situación de pobreza energética durante la infancia y la adolescencia tiene muchas consecuencias. Entre ellas, problemas de salud física (favorece la aparición de bronquitis crónica o asma, dificultando una nutrición adecuada) o mental (con mayor propensión de los niños a sufrir ansiedad, depresión o estrés). Los adolescentes que viven en precariedad energética pueden llegar a tener hasta 5 veces más posibilidades de desarrollar problemas de salud mental que el resto de la población de su edad. Se han visto también impactos sobre el rendimiento educativo debido a las afecciones en salud física y mental, ya la dificultad de tener un espacio seguro en el que estudiar.
La contribución del hablan los niños y niñas al conocimiento sobre los impactos de la pobreza energética
Viendo los impactos de la pobreza energética en la vida de los niños, en 2021 el Instituto Infancia y Adolescencia incorporamos por primera vez a la Encuesta de Bienestar Subjetivo preguntas para poder dimensionar la percepción de los niños de esta problemática. Es decir, por primera vez hemos preguntado a los niños sobre su percepción de pasar frío/calor y analizar cómo la pobreza energética impacta en satisfacción con su vida. Se trata, pues, de datos inéditos que permiten dimensionar mejor el alcance de la vivencia de pobreza energética por parte de los niños y niñas de Barcelona y hacerlo a partir de una muestra representativa y amplia robustez estadística.
En el marco de esta mesa redonda, Laia Pineda ha compartido los datos informados por los niños en primera persona que nos muestran algunos niños pasan frío y/o calor, con diferentes grados de intensidad: 4 de cada 10 (43,4%) han pasado calor en su casa durante el verano con distintos grados (31,3% a veces, 7,5% a menudo y 4,6% siempre) y 3 de cada 10 (28,2%) han pasado frío en su casa durante el invierno (23,7% en ocasiones, 2,6% a menudo y 1,9% siempre). Según contexto socioeconómico, los niños de contextos desfavorecidos responden más a menudo que pasan frío o calor en su vivienda que los de contextos más acomodados, aunque las diferencias son pequeñas y el desconfort térmico está presente en toda la ciudad. En un análisis más detallado, los datos muestran cómo los niños que sufren pobreza energética se muestran menos satisfechos con su vida: los niños y niñas tienen una media de satisfacción entre 0,6 y 0,8 puntos menor que los niños que no la sufren.
Puede conocer con más detalle los datos que nos ofrece el EBSIB 2021 en la presentación Què ens diuen els infans sobre la pobresa energètica.