(Articulo publicado originariamente en lleiengel.cat, versión reducida del articulo largo publicado en el Anuari 2023 del Institut Metròpoli) En los últimos años la ciudad de Barcelona ha impulsado una estrategia que ha situado el juego de los niños en el espacio público en el centro de una política pública con una dimensión y alcance realmente únicos, una estrategia para convertirse en una ciudad cada vez más jugable. La forma en la que Barcelona ha liderado un cambio de mirada en relación al juego en el espacio público y la forma en la que ha abordado la problemática del déficit de juego al aire libre la ha situado como una ciudad pionera e innovadora, a la vez que referente a otras ciudades catalanas, europeas e incluso latinoamericanas.
Para entender cómo se ha dado este cambio de mirada y el alcance que ha tenido, es necesario realizar dos ejercicios analíticos. En primer lugar, identificar y revisar los modelos y estrategias previas que ayudaron a abonar el terreno que acabaría poniendo el juego el centro de una política pública. En segundo lugar, ver hasta qué punto se puede afirmar que la estrategia de ciudad jugable ha supuesto una innovación en las políticas de espacio público e infancia en la ciudad, transformando la ciudad y haciéndola mejor para vivir la infancia y la adolescencia. Este segundo ejercicio lo hemos hecho contrastando la estrategia Barcelona Ciutat Jugable con los principios recogidos en Los motores de la innovación en la administración pública ( Brugué et al., 2013) y también viendo las transformaciones tangibles en la ciudad. Los detalles de estos dos ejercicios los hemos explicado ampliamente en el artículo “ Barcelona ciudad jugable: innovación en las políticas de espacio público e infancia” que saldrá publicado este verano dentro del Anuario 2023 del Institut Metròpoli.
Respecto al primero de los ejercicios y, a modo de avance de conclusiones, podemos afirmar que Barcelona nunca había tenido una política decidida de fomento del juego en el espacio público que fuera realmente transformadora de la ciudad hasta la aprobación de la medida de gobierno Barcelona da mucho juego (Ayuntamiento de Barcelona, 2018) y, más concretamente, hasta la aprobación y puesta en marcha del Plan del juego en el espacio público de Barcelona con horizonte 2030 (Ayuntamiento de Barcelona, 2019). Sin embargo, había habido tres estrategias de ciudad que, a pesar de no contemplar el juego de los niños y niñas en la calle como un aspecto troncal, abonaron el terreno para el despliegue de la medida: la estrategia de Ciudad Educadora (1990), el modelo de Superilles urbanas (2003) y el Pacto del tiempo (2004). Aparte de estas grandes estrategias, hemos identificado otros planes municipales que hacían referencia más explícita al juego de la infancia. Sin embargo, ninguno de estos otros planes o actuaciones supusieron una transformación significativa del juego como política pública, ni impactaron en términos de su planificación. De hecho, la Ordenanza municipal de 2005 (Ayuntamiento de Barcelona, 2005) contemplaba el juego más bien como una cuestión molesta para la ciudadanía y que, por tanto, era necesario regular, que como un derecho de los niños y niñas a fomentar. Buena prueba de ello fueron los carteles de “prohibido jugar a pelota” que antes de la aprobación del Plan del juego en el espacio público se pusieron en muchos parques y plazas de la ciudad y que, a partir de la medida de gobierno, se decidió retirar.
Barcelona ciudad jugable: un giro conceptual y metodológico al servicio de la infancia
Respecto al segundo de los ejercicios analíticos -mediante el cual hemos querido identificar si la política de ciudad jugable contenía los principales motores de la innovación-, podemos afirmar que con la nueva estrategia de ciudad jugable se construye un nuevo paradigma, una nueva filosofía que sitúa al juego y la infancia en el centro del diseño del espacio público. Se crea un marco conceptual propio que radiografía a la ciudad en tres capas de infraestructura lúdica y define criterios de calidad para la ciudad jugable. Buena prueba de este giro conceptual es que en pocos años el término “ciudad jugable” (inicialmente rechazado por no ser normativo en catalán) sería aceptado y normalizado. El cambio de paradigma supone un cambio radical en la forma de entender y explicar el problema del déficit de oportunidades de juego y los usos lúdicos en el espacio público (hasta entonces focalizado únicamente en la diversificación de las áreas de juego), y un replanteamiento en la forma de entender el origen, las dimensiones, las causas y las consecuencias de este problema, que es a la vez causa y consecuencia de problemas complejos (wicked problemas) como el pantallismo, el sedentarismo, la obesidad o el individualismo crecientes en la infancia y la adolescencia.
El giro conceptual se acompaña de un giro metodológico, ya que por primera vez la planificación urbana se realiza con criterios de jugabilidad, teniendo en cuenta los ecosistemas lúdicos, al tiempo que se impulsan programas de estímulo del juego en la calle. Además, la gobernanza del Plan del juego en el espacio público ha facilitado una transversalización de las políticas de juego en diferentes áreas del Ayuntamiento, así como el impulso de procesos de participación y cocreación, tanto con personas expertas como con la ciudadanía en general y con los niños en particular.
Cabe señalar el papel clave de el Instituto Infancia y Adolescencia de Barcelona en este giro metodológico y conceptual ejerciendo de motor en la generación de conocimiento, evidencia y en el fomento de diálogos, acuerdos y procesos de cocreación entre los diferentes agentes implicados. La naturaleza del Instituto Infancia y Adolescencia, como un ente público promovido por el Ayuntamiento de Barcelona pero situado fuera del organigrama municipal, ha permitido ejercer de puente entre el conocimiento y la política pública con un enfoque de derechos de la infancia que ha ayudado a situar a la infancia en el centro, también, de la transformación de la ciudad.
Otro elemento sobre el carácter innovador de la política de juego en el espacio público es la diversidad y volumen de actuaciones que agrupa, algunas de ellas muy innovadoras y pioneras a nivel estatal o, incluso, europeo: el nuevo modelo de áreas de juego accesibles, las nuevas superáreas de juego o los programas “Protegemos las escuelas”, “Transformamos los patios”, “Jugamos en las plazas” y el “Servicio de apoyo al juego para niños con discapacidad” son sólo algunos ejemplos.
Barcelona marca tendencia e inspira a otras ciudades
Todo ello ha hecho que el Plan del juego en el espacio público y toda la estrategia de Barcelona Ciutat Jugable haya suscitado el interés y convertido en referente por otras ciudades catalanas como Igualada, Mollet, Centelles, Terrassa o Granollers, entre otros; otras ciudades europeas como París o Udine , en Italia; e incluso ciudades latinoamericanas como Sao Paulo; y también en algunas redes internacionales como la Real Play Coalition, en el marco de Resilient Cities, Eurocities, Playfull Paradigmo, Educating Cities o Child in the City.
A la espera de una revisión del Plan del juego en el espacio público prevista para 2024, y en base a una segunda diagnosis más profundizada y territorializada a nivel de distrito, dispondremos de más y mejor evidencia no sólo del cambio de mirada por el que hace el juego en el espacio público, sino de los impactos tangibles del plan, tanto en la configuración de la ciudad como en las prácticas de juego de los niños y niñas. Sin embargo, mientras tanto se han cuantificado y explicado algunas de las transformaciones al desplegable que se ha distribuido este invierno en todas las escuelas, centros cívicos y bibliotecas de la ciudad, con la voluntad de explicar la ciudad jugable a las familias y a los niños y niñas.
Los niños y niñas tienen derecho al juego y las administraciones deben garantizar este derecho. No sólo porque así se comprometieron en el momento de firmar la Convención de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, sino también porque el juego libre al aire libre en entornos compartidos contribuyen al máximo desarrollo de los niños, desde una mirada de salud, educativa y comunitaria. El espacio público debe garantizar las necesidades vitales de la infancia y es un espacio igualador de oportunidades de juego y salud, tal y como se hizo más evidente que nunca durante la pandemia por la covid-19 y planificarlo desde esta óptica es un enriquecimiento, no sólo para niños, niñas y adolescentes, sino también para toda la ciudadanía.
En este sentido, es relevante el incremento de oportunidades de juego para los niños y niñas que está suponiendo la apuesta de Barcelona por una ciudad jugable. Una estrategia que, además, tiene la mayoría de los ingredientes necesarios para ser considerada una innovación en la política pública: un caso de éxito que no sólo se ha convertido en inspirador y referente para otras ciudades, sino que está transformando de forma tangible la ciudad y el juego de los niños y niñas, garantizando mucho más ampliamente su derecho al juego. Con la ampliación del derecho al juego, la administración local da cumplimiento a sus obligaciones respecto a la Convención de los Derechos de los niños y al Observacion General nº 17 del Comité de los Derechos del Niño que operativiza su aplicación. Así pues, aprovechamos la ocasión del 28 de mayo, Día Internacional del Juego, para poner de nuevo sobre la mesa la importancia del juego y la necesidad de mantenerlo como una prioridad de ciudad no sólo porque es un derecho reconocido de los niños y niñas sino también porque mejora la vida de los niños y niñas y de toda la ciudadanía.
NOTA: Esta publicación se inspira en las reflexiones finales del artículo “Barcelona ciudad jugable: innovación en las políticas de espacio público e infancia” que se publicará en el próximo Anuario 2023 del Institut Metròpolis. Buscar: Recerca urbana per a transformar. Anuari metropolità de Barcelona 2023 (Institut Metropoli , 2023)
Bibliografía:
Brugué , Q., Boada, J. & Blanco, I. (2013). Los motores de la innovación en la Administración pública. En Estudios de Investigación Digital 5. Escuela de Administración Pública de Catalunya, Generalitat de Catalunya. https://eapc.gencat.cat/web/.content/home/publicacions/col_leccio_estudis_de_recerca_digital/5_motors_innovacio_administracio_publica/erd_05_els_motors_de_la_innovacio.pdf
Cortés, E., Curcoll, L. (2023). Barcelona Ciutat Jugable: innovació en les polítiques d’espai públic i infància. En Recerca urbana per transformar. Anuari metropolità de Barcelona 2023 (Institut Metropoli, 2023)