El papel de las personas adultas para el éxito de los programas de participación infantil: la experiencia de los altavoces de niños en las escuelas de Barcelona

11/06/2024 Clara Presas - Adrià Santaolalla - Laura Torrella

Durante el despliegue de los grupos Altavoces de Niños y Niñas en las Escuelas , la fase que cerramos en abril de 2024 del programa Hablan los niños y niñas, hemos podido ver de primera mano el impacto de la participación infantil y hemos detectado un elemento clave: la importancia del papel de las personas adultas en todo el proceso, ya sea desde su rol como impulsores de los procesos donde participa la infancia hasta el acompañamiento, así como el rol y actitud que deben tener las personas adultas que son receptoras de las propuestas de los niños y niñas, desde la conciencia de que los protagonistas son ellos y ellas.

Para poder entrar en estas cuestiones no podemos dejar de recordar que, tal y como se plantea dentro del marco conceptual de participación municipal de la infancia que está elaborando el Instituto Infancia y Adolescencia de Barcelona, expertos de referencia como Trilla i Novella (2011, citado en Ayuntamiento de Barcelona, 2018) explican que la participación infantil en el marco de las ciudades es importante por:

  • Una razón jurídica. Los niños y niñas son ciudadanos y la participación es un derecho ciudadano. Así lo recoge tanto la Convención de los Derechos de la Infancia (artículos 8-12) como la Ley de Derechos y Oportunidades en la Infancia y la Adolescencia, entre otros.
  • Una razón pragmática. La participación en general -y, por tanto, también la infantil- supone una mejora de los ámbitos en los que se produce. La opinión de la infancia también aporta información relevante.
  • Una razón democrática. La igualdad de oportunidades, la gobernanza participativa y el desarrollo de la ciudadanía comprometida y cooperativa requiere una implicación activa y activista desde muy tempranas edades.
  • Una razón comunitaria. Contribuye a su desarrollo personal y a la construcción de su identidad como ciudadanos activos y responsables, al tiempo que fomenta una cultura de respeto, inclusión y democracia participativa en la sociedad en general.

Cabe apuntar que proporcionar a los niños y niñas la experiencia de la participación no significa únicamente escuchar sus ideas, sino que también es necesario comprometerse con decisiones nuevas y con modificaciones, a veces profundas, de los hábitos de la comunidad o la Administración. Así, si se aprueba un proyecto de los niños y niñas, deberían poder verlo realizado cuando todavía estan en su niñez y, si surgen dificultades, también hay que mantenerles informados para ayudarles a entender y seguir el proceso, puesto que si se deja pasar mucho tiempo, los niños y niñas pierden el interés y ponen en duda los compromisos de los adultos.

El rol de las personas adultas que acompañan a la participación

Pero no sólo hace falta generar espacios participativos, ser conscientes del rol que tenemos las personas adultas en el acompañamiento de los niños y niñas en estos proyectos es clave para que lo que suceda tenga un impacto real.

A lo largo del programa Hablan los niños y niñas, las personas adultas han tenido distintos roles. Por un lado, en el programa han intervenido maestros y familias que han participado en los diálogos y, por tanto, han recibido las propuestas de los niños y niñas, han dialogado y les han hecho un retorno en forma de compromiso para sacar adelante alguna propuesta. También ha sido importante el papel de las personas que han dinamizado las sesiones del programa.

En este sentido, un aspecto que desde los Altavoces de Niños y Niñas en las Escuelas se ha tenido muy presente desde su diseño hasta la dinamització e implementación ha sido que las personas adultas implicadas velaran por garantizar el bienestar y el aprendizaje tanto grupal como individual. En esta línea, las personas que facilitamos proyectos de participación infantil acompañamos a los grupos de niños y niñas a:

  • Ser conscientes de su propio nivel de bienestar. Aprovechar la oportunidad de hablar de aspectos prioritarios como los que aparecen en la Agenda de los Niños y Niñas para interpelar a los niños y niñas y darles la oportunidad para observar su realidad subjetiva, así como la de los demás compañeros y compañeras.
  • Escoger enfocarse hacia el bienestar, tanto a título individual como de forma grupal. Darse cuenta de que todo el mundo quiere sentirse bien y tomar la decisión de hacer lo posible por sostener el bienestar transformando el malestar.
  • Tomar responsabilidades hacia su bienestar y también el de los demás.
  • Explicar todas estas inquietudes: a cuantas más personas lleguemos, mucho mejor.

Un segundo aspecto prioritario ha sido procurar, en palabras de Tonucci (1996), dar a los niños y niñas el papel de protagonistas, concederles la palabra, permitir que se expresen. Al mismo tiempo, las personas adultas debemos saber escuchar, debemos sentir el deseo de entenderlos y tener la voluntad de tomar en serio en consideración todo lo que nos dicen los niños y niñas. Hay que estar convencidos de que tienen cosas que decirnos y ofrecernos, y que estas cosas son diferentes a las que sabemos las personas adultas . Nosotros creemos, como Tonucci, que nadie puede representar a la infancia sin preocuparse de consultarlos, escucharlos y hacerles partícipes de las decisiones, por tanto, debemos aprender a tener en cuenta sus ideas y propuestas que nos hagan.

Así, para favorecer una participación real de la infancia, es necesario que fomentemos espacios de expresión de los niños y niñas, ayudarles a liberarse de los estereotipos o de las respuestas aprendidas de los adultos y animarles a ser atrevidos para que manifiesten sus necesidades y busquen soluciones creativas. Se trata de conseguir que se expresen con toda la creatividad e imaginación de que sean capaces, sin hacerles decir lo que nosotros queremos oír y sin juicio. Por otro lado, debemos poder entender a los niños y niñas e ir más allá de la aparente simplicidad de sus propuestas. Sólo así conseguiremos que las ideas que expresen nos ayuden a conocer y poder tener en cuenta sus necesidades para que las escuelas y la ciudad sean mejores para todos.

 

El rol de las personas adultas que reciben la participación: ¿qué ocurre en los diálogos entre niños y adultos?

Por otro lado, hay que tener en cuenta todos estos aspectos como personas acompañantes o facilitadoras de estos espacios a veces no es suficiente, porque en la participación intervienen también otros adultos y el papel que éstos cojan, como interlocutores, también condiciona la vivencia de la participación: en el desarrollo de los Altavoces de Niños  y Niñas en las Escuelas hemos podido observar a lo largo de los diálogos que se han tenido con docentes y familias que buena parte de los adultos aplican las buenas prácticas que se han comentado en las líneas anteriores, pero también hemos visto la repetición de algunos patrones que queremos destacar para seguir aprendiendo:

  • responder a las demandas de los niños y niñas con argumentos del estilo “¿y vosotros qué?”, es decir, aquellos que desacreditan las propuestas de los niños apuntando a comportamientos de éstos que son contradictorios a lo que piden.
  • tienden a ponerse a la defensiva ante las ideas de los niños y niñas, especialmente cuando éstas son críticas con algún aspecto que interpela a los adultos, como hemos visto con propuestas relacionadas con la mejora del día a día en las escuelas.
  • Puntualmente, algunos docentes se han tomado las demandas como crítica directa a su trabajo.
  • suelen insistir con las cosas que ya se están haciendo o explicar detalladamente porque las cosas se hacen de una manera y no de la otra, una justificación que no aporta nada al proceso participativo e impide que se pueda avanzar.
  • algunos adultos se sienten incómodos porque les es difícil dialogar con los niños y niñas, y les piden constantemente que se expliquen mejor y que profundicen en sus demandas.

Estas observaciones nos hacen pensar que puede haber cierta desconfianza de las personas adultas en las capacidades de la infancia, y van totalmente en oposición a los principios de la participación por su influencia en la imposibilidad de conseguir un diálogo realmente horizontal entre las partes, sin las interferencias que suponen los roles de poder preestablecidos.

Es clave, pues, poder incidir en cómo los adultos estamos presentes, escuchamos y acompañamos, si es necesario, estos procesos. Tonucci lo explica muy bien: para que el niño pueda convertirse realmente un agente de cambio es importante que ayudemos a los adultos a desarrollar una nueva sensibilidad, para que adquieran la capacidad de entender la realidad de los niños y niñas, sus exigencias y las carencias que tiene la ciudad respecto a las necesidades de la infancia.

La experiencia de los diálogos que se han llevado a cabo en el marco de los Altavoces de Niños y niñas en las Escuelas nos refuerzan esta idea. Por eso, después de los primeros diálogos, y viendo las situaciones que se estaban dando, se ha elaborado una pequeña guía para los adultos para reforzar que tomen un papel lo más facilitador y sensible posible con el proceso de aprendizaje y participación que se está produciendo, y que incluye las siguientes ideas:

  • Escúchalos como expertos
  • Tu papel hoy es escuchar, responder a preguntas y hacer aportaciones
  • Hoy le pedimos que pienses, como adulto, qué parte te toca
  • Muestra interés en el diálogo
  • Si haces preguntas, que no sean personales e individuales
  • Toma un compromiso para sacar adelante alguna de sus propuestas

Hemos visto que en las escuelas donde los diálogos han funcionado mejor -porque los adultos no repetían los patrones mencionados anteriormente e integraban estas indicaciones-, los niños y niñas han valorado muy positivamente su participación en el proyecto. Así, estos niños, además de observar cambios en su entorno, afirmaban haber aprendido mucho durante el proyecto (a participar, a ganar seguridad, a entender las necesidades de los demás, a trabajar en equipo, etc.) y haber entendido la capacidad y el derecho de los niños y niñas a opinar y hacer escuchar su voz.

 

¿Estamos preparadas para escuchar la voz de la infancia?

Aunque hoy nos toque hablar de los aspectos de mejora, la vivencia del programa “Hablan los niños y niñas” ha resultado completamente enriquecedora y no queremos cerrar este texto sin expresar nuestro más profundo agradecimiento a todas las personas, niños y adultos, que se han sentado a dialogar para avanzar en la mejora del bienestar de los niños y niñas. Sin embargo,  esta experiencia nos pone de manifiesto que todavía queda trabajo por hacer, ya no sólo con los niños, sino también, y quizá sobre todo, con las personas adultas. ¿Estamos preparadas para escuchar la voz de la infancia?

 

Autoría:

Clara Presas Bassa, Adrià Santaolalla Elias y Laura Torrella Llauger, miembros de Equipo SEER (Salud y Educación Emocional) y parte del equipo de dinamización Altavoces de Niños y Niñas.