(Artículo publicado origináriamente en el Periódico de Catalunya) La presentación del estudio de fundamentación para la futura Ley de usos del tiempo y racionalización horaria por parte del Gobierno español es una buena noticia para el conjunto de la sociedad y, concretamente, para la infancia y las familias. Tal y como definiende la Time Use Initiative, la asociación que ha coordinado el estudio, los usos del tiempo y los horarios son una cuestión nuclear para equipararnos con otros países europeos más avanzados. Se trata de promover una sociedad en la que todas las personas puedan tener un proyecto vital que compatibilice el tiempo para el trabajo, la familia, la salud, el ocio, la comunidad o la vida personal.
Tal y como apunta el estudio para la futura ley, necesitamos unos horarios laborales más racionales que faciliten a las familias pasar tiempo de calidad con sus hijos e hijas. En la Encuesta de Bienestar Subjetivo de la Infancia de Barcelona, ésta es una de las principales demandas de los niños y las niñas en relación a su satisfacción con la vida. Esta necesidad no debe recaer solo en las mujeres ni en estrategias basadas en la reducción de la jornada laboral y el salario o el abandono del mercado laboral. Tampoco en el cuidado por parte de abuelas y abuelos. Por un lado, el Estado debe regular el mercado laboral con perspectiva de género, para que tanto hombres como mujeres puedan trabajar y, al mismo tiempo, disfrutar y cuidar de sus hijos e hijas. En este sentido, la implementación de la baja de paternidad igual e intransferible supone un importante avance para romper el techo de cristal masculino.
Por otro lado, el Estado tiene que facilitar la corresponsabilidad del cuidado a través de servicios públicos. Y, en esta esfera, la escuela y todo lo que gira a su alrededor juega un rol crucial. Necesitamos una escuela como eje central de la vida cotidiana que responda tanto a necesidades de desarrollo educativo y cognitivo de la infancia como a necesidades de cuidado. Una escuela, tal y como menciona el estudio para la futura ley, a tiempo completo, en línea de países como Portugal o Alemania, en la que se distinga el tiempo lectivo del no lectivo y se incorporen distintos perfiles profesionales, de forma compatible con el descanso y el tiempo libre.
Es necesario facilitar actividades extraescolares deportivas, culturales y de refuerzo accesibles para todos los niños y las niñas, ya que la escuela tiene un rol esencial de igualación de oportunidades. Así como un calendario escolar equilibrado a lo largo del año, que permita la conciliación familiar en períodos vacacionales ofreciendo, al mismo tiempo, actividades lúdicas y educativas entre iguales, alejando a la infancia de problemáticas derivades del pantallismo o el sedentarismo.
En definitiva, los gobernantes que tengamos en la próxima legislatura tienen que tomar buena nota del estudio de fundamentación presentado e impulsar, de manera urgente, una Ley de usos del tiempo que tenga en cuenta los derechos de la infancia, al mismo tiempo que la igualdad de género y de clase. Sin olvidar que está en juego la sostenibilidad demográfica y económica del país (la natalidad ha caído en picado), ya que invertir en la infancia no es solo una cuestión de futuro, lo es también de presente inmediato.