Perspectiva de derechos

Los niños y adolescentes, es decir las personas hasta la mayoría de edad, son titulares independientes de unos derechos humanos específicos y tienen reconocida, jurídicamente, una atención especial. El Instituto Infancia trabaja en base a esta perspectiva de derechos, que recoge cuatro principios generales establecidos en la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas:

 

 El derecho a que el interés superior del niño sea una consideración primordial en la toma de decisiones que les afectan (art.3).  El derecho a la no discriminación (art.2)

 

 El derecho al máximo desarrollo de los niños y adolescentes (art.6)  El derecho a ser escuchado (art.12)

Documentos de referencia:

 

Principios éticos y metodológicos

 

1. Desde, para y con la incancia y la adolescencia

Desde: partiendo del reconocimiento de sus perspectivas y capacidades propias, en positivo y con una mirada global y, a la vez, poniendo de manifiesto la diversidad, complejidad y problemáticas en la etapa 0-17.

Para: con la intencionalidad de contribuir a mejorar sus vidas desde el ejercicio de sus derechos y mejorar la inversión en esta etapa estratégica como bien público.

Con: convocando, preguntando, escuchando, recogiendo y estimulando sus opiniones, deseos y necesidades como sujetos con capacidades crecientes para formarse juicios propios y ejercer sus derechos.

2. Rigor metodológico y calidad

Desarrollar los proyectos desde el rigor y combinando diversas disciplinas, para cultivar un prestigio metodológico.

Garantizar que se respetan los códigos e implicaciones éticas y deontológicas en los procesos de investigación.

Velar porque, de los procesos y proyectos impulsados, ​​se deriven resultados de calidad y aporten valor añadido.

3. Sentido, retorno y uso social en todo el proceso de conocimiento

Priorizar temáticas y enfoques con un claro sentido social y de agenda pública, ya sean surgidas a demanda de otras instituciones, tanto si son consorciadas o no, como de iniciativa propia.

Llevar a cabo actuaciones con potencial de impacto en el diseño de las políticas públicas dirigidas a mejorar las vidas de niños y adolescentes.

Promover el retorno social de los resultados, más allá de los actores que han participado, con una voluntad divulgativa y comunicativa.

Contemplar criterios de economía social y solidaria, así como de sostenibilidad ambiental en la gestión organizativa y de los proyectos y en la contratación de servicios.

4. Procesos colaborativos y catalitzadores de cambios

Trabajar de manera estrecha y conjunta con diversidad de actores sociales y de la administración para identificar adecuadamente necesidades, mecanismos y oportunidades de mejora en las vidas de niños y adolescentes y jugar un papel catalizador.

Favorecer la participación de todos los actores implicados para generar conocimiento de manera colaborativa.

Buscar complicidades y fórmulas de colaboración concretas partiendo del reconocimiento y el interés mutuo con otras instituciones.

5. Trabajo en abierto y transparencia

Compartir el proceso de diseño metodológico y el desarrollo del trabajo de campo para que la transparencia sea nuestra ética del trabajo y organizativa, y no sólo una aplicación de la normativa.

Garantizar el acceso a los datos de los proyectos presentes y futuros y también de los principales proyectos ya cerrados para favorecer la generación de nuevos conocimientos.

6. El valor de lo público

Promover temas de agenda vinculados al interés público y dirigidos a aportar datos, evidencias, análisis y propuestas para orientar políticas públicas en el ámbito local.

Desarrollar acciones para que el conocimiento generado sea utilizado social y políticamente, y por tanto, sea de utilidad pública y con vocación de servicio.

Gestionar correctamente y optimizar los recursos públicos y buscar nuevas financiaciones, ya sean públicas o privadas, siempre orientadas a los mismos objetivos y con los mismos principios.